Paula era una chica muy liberal en cuestión sexual, no
tenía que esconder nada, y siempre había querido probar cosas nuevas, pero sus
parejas nunca pensaban de la misma manera. Un día decidió experimentar esas
cosas que tanto había deseado junto a un amigo que también quería, y decidieron
ir a Interspa. Nunca olvidaran esa experiencia única. Conoce más en la siguiente
nota.
Hoy te vamos a contar la historia de Paula
y su primera vez visitando nuestro bar swinger en Bogotá... ¿te
interesa saber más? Entonces no dejes de leer...
La primera
vez de Paula en este mundo liberal
Cuando visité un club sw por primera vez tenía 26 años
y a pesar de haber sido criada dentro de una familia muy conservadora siempre
me ha causado morbo muchos aspectos de la sexualidad; incluso con un par de
novios llegué a expresarme completamente contándoles mis gustos y sobre ser un
poco más “liberal” en nuestra relación. Muchos de ellos no lo tomaron bien
comparando con otras personas con las que habían salido.
A pesar de tener la confianza
con la mayoría de mis parejas para satisfacer varias de mis fantasías sexuales
–y también las de ellos–, ninguno nunca pudo cumplir la mayor, la de asistir un
bar swinger en Bogotá.
Fue solo en un momento de mi
soltería en la que junto con un amigo me tomé la libertad de explicarle qué es el swinger; según sus respuestas en ese
momento parecía muy interesado en el tema. No nos quedó duda que debíamos
probar un par de veces como nos iba en la intimidad –para sentir mayor
confianza–; luego también se sumaron un par de experiencias previas por
internet y fue luego cuando nos animamos a visitar Interspa.
Nunca imagine que mi primera
vez en este lugar sería con él.
Las puertas del encanto
Nos paramos frentes a esas grandes e
intimidantes puertas. Por fuera me veía rígida y un poco tensa, pero por
dentro moría de ganas de vivir esa experiencia de estar por primera vez en
un bar swinger en Bogotá. Mi amigo si se sentía un poco más confiado por el
exterior, creo que la adrenalina era lo que nos controlaba en ese momento.
Una vez entramos tomamos un
par de copas, esos tragos que puedes conocer como los que sirven para romper el
hielo. Nos reímos y hablamos un rato a pesar de todos los nervios rondaban;
además, en mi opinión, muchos podían notar como éramos unos inexpertos en el
tema.
Al menos unos treinta minutos pasaron
cuando se acercó un hombre, venía acompañado con su esposa –supongo por su
edad, no quise preguntar tantos detalles–. Hablamos un momento, nos contó sobre
su experiencia en Interspa y cada vez me sentía más cómoda. A pesar de
eso, no queríamos nada con ellos; no llamó mi atención físicamente y supieron
respetar. Una de las ventajas de estar en un bar swinger.
El momento de la verdad
Tan solo tuvimos que estar en el bar sw
aproximadamente una hora para darnos cuenta como había una pareja a lo lejos
que no dejaba de mirarnos, tener esa picardía me calentó cada vez más hasta que
no pudimos evitar ir a sentarnos con ellos, pedir unos tragos más y comenzar a
hablar de sus experiencias, fantasías y lo que estaban buscando para esa noche,
exactamente lo mismo que nosotros fue la sorpresa.
Una cosa llevó a la otra, un roce hizo que
la tensión desapareciera por completo;
la mujer que no conocíamos puso una mano en la pierna de mi amigo y fue cuando
él tomo la iniciativa de besarla.
Su pareja, el hombre, no lo asombró esa
reacción. Su mirada parecía indicar que se había excitado de ver esa escena y
fue cuando nosotros también comenzamos a besarnos, me susurró al oído que
“deseaba hacérmelo ahí”... Sí, ahí, frente a todos. No podía creer que mi
fantasía se estaba haciendo realidad. El intercambio de parejas era justo
como me lo había imaginado siempre.
Un final inesperado
Ya se estaba haciendo tarde, queríamos ir
a una habitación los cuatro así que no dudamos un segundo en hacerlo. Era esa
noche, mi noche, en la que la fantasía ya era prácticamente una realidad.
Pude disfrutar como mi amigo estaba con la
mujer de otro, también
como se excitaba cada vez más mi pareja al ver como lo hacíamos. Las
sensaciones, la experiencia, la seguridad, el ambiente, la música, todo era
perfecto en ese momento. Uno de mis mayores miedos era tener una experiencia
que no fuera de mi agrado, pero todo eso quedó derrumbado en Interspa.
¿Que si lo volvería a hacer? Sí,
definitivamente disfruté de esta experiencia al máximo. No tengo necesariamente
que volver en pareja porque también puedo hacerlo sola, disfrutar y si lo
deseo, unirme a otra pareja que también quiera estar conmigo. ¡Visitar
Interspa ha sido mi mejor decisión!
Articulo tomado de Interspa.
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