Si sientes culpabilidad por ciertas cosas que te generan placer no debes preocuparte, ha sido comprobado por la ciencia que es normal, ¿sabes por qué? En esta nota te contamos los detalles.
¿Sabías que los sentimientos de culpa pueden hacer las tentaciones aún más seductoras? Y no precisamente nos referimos a cuando estamos llevando la contraria, es más por sentir placer por algo que mantengo oculto, que deseo y no puedo o no debo, encuentros fugaces, en lo fortuito de una noche con un desconocido mientras mi pareja me espera en casa. Aparentemente el reprimir deseos hace que estos aumenten.
Algunos psicólogos han descubierto que lejos de alejarnos de la tentación, la culpa hace que más a menudo nos vayamos de cabeza directamente hacia nuestros vicios, esos placeres innatos que no queremos controlar y deseamos saciar cada día. Este tipo de pulsaciones son tan apetecidas porque sabemos que pueden ser perjudiciales de alguna u otra forma. Para demostrarlo, cabe pensar en cómo funciona el masoquista, donde el placer y la culpa se relacionan directamente con la lujuria.
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Incluso, según un estudio realizado por la investigadora Kelly Goldsmith, de la Northwestern University en Evanston, Illinois, Estados Unidos, basado en un experimento con voluntarios, descubrió que todo lo que nos tienta, nos seduce, despierta en nosotros un sentimiento de culpa por no poder resistirnos. Aspecto que también se asocia a la comida.
Cuando Roeline Kuijer y Jessica Boyce, de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda, se fijaron en los hábitos alimenticios, descubrieron que todos los alimentos que pueden ser perjudiciales para la salud o engordan más, las personas tenían menos confianza en su autocontrol.
Esos pensamientos sobre lo prohibido o lo que debes mantener oculto se convierten, además, en una especie de profecía. Es como si el hecho de tener sentimiento de culpa hiciera que si o si no puedas resistirte y termine pasando. Sin embargo, las investigadoras sospechan que el sentimiento de cuando se le hace daño a alguien es distinto, a lo que aseguran "quizá hay más sentimientos negativos asociados a esa clase de culpabilidad que cuando la culpabilidad tiene que ver con algo que nos hemos provocado a nosotros mismos". De hecho la lógica del sumiso parte de sentir culpa por no obedecer, por no poder satisfacer del todo a su amo o no hacer las cosas tal cual lo indica.
¿Qué podemos hacer con el sentimiento de culpa?
Muchos expertos recomiendan adoptar más vicios y hábitos culpables deliberadamente, hay que intentar disfrutar los placeres por lo que son. Si eres de los que en sus encuentros casuales en intercambio de parejas se entrega y hace de ese momento algo único e inolvidable, no debes sentir culpa, ¡gózalo! ¡siéntelo! ¡disfrútalo!, en lugar de sentirte ansioso por sentir culpa de vivir nuevas experiencias. Al fin y al cabo darse gusto es fundamental para mantener tu fuerza. tu vitalidad y tu apetito sexual más latente que nunca.
Incluso, el verun show de sexo en vivo en un bar swinger despierta muchos sentimientos inquietantes, pero el solo hecho de ver, de mantenerte solo entre el público, observar el placer del otro, el querer hacer parte de ese encuentro pero no serlo puede también hacer parte de un juego de emociones que no solo están arraigadas directamente con una profunda excitación, también de culpa por desear sin que en ese momento seas tu quien despierta el éxtasis.
El placer y los diferentes estimulantes que existen varían según la persona, esto no siempre significa que la culpa vaya a ser un factor que impulsa a que hagas cosas. A otras sí. Sin embargo, vale la pena el análisis que cada uno haga en sí mismo para descubrir qué es lo que hace que algunas acciones te atraigan más que otras. De hecho, puedes hacer aquello que te sienta bien sin sentirte culpable.
Artículo tomado de: InterSpa Bar SW